top of page

Fe y resiliencia a pesar de las negativas del presente.

Imanol Sánchez Vizcor

¿Qué es la fe? ¿Es la fe resiliencia? Según lo experimentado en carne propia, puedo decir que sí. La fe es la convicción de ver aquello que nadie ve, y ella está intrínsecamente ligada a la resiliencia, que es la capacidad que tenemos de seguir trabajando o luchando contra viento y marea no sólo cuando se pone el camino complicado, sino también cuando te ponen palos en las ruedas durante el trayecto.

Podré tener mil defectos y, por supuesto, no renegaré de ellos; reconocerlos siempre es colocar una nueva piedra para construir una estructura más sólida. Pero debo darle gracias a Dios o al destino por esa capacidad de resiliencia que me ha otorgado, incluso cuando la esperanza se desvanece por las realidades del presente.


Vuelvo a compartir con vosotros, a través de este blog de vivencias personales, un momento en el que, lejos de parecer un llorón, quiero transmitir ese mensaje que siempre defiendo, y es que "jamás se vencerá a aquel que nunca se rinde", a pesar de que las circunstancias nos encaucen por el camino contrario.


Esta pasada semana ha sido francamente dura; he contactado con varios empresarios taurinos con las correspondientes negativas a contratarme para torear. Eso sí, es cierto que siento más respeto que hace algunos años, no sé si por la trayectoria o por la capacidad de no callarme nada y tener el privilegio de llegar a miles de personas. La cuestión es que callo más de lo que debería.


Pero a lo que vamos, unos porque los pliegos de condiciones, esos por los que los estamentos taurinos que defienden y fomentan la tauromaquia, también deberían analizar, discriminan a los toreros modestos como yo, y otros tantos del escalafón, en los que en plazas menores no tenemos cabida; de ello ya hablaremos otro día. Otros te dicen: "Imanol es que deberías haber toreado más". Lógico, eso me gustaría y otros porque, como es obvio y además respetable, tienen sus gustos a la hora de confeccionar un cartel. La cuestión es que por "H" o por "B", después de contactar con varios de ellos, todas las respuestas fueron un No. Ni una fecha a la vista para vestirme de luces.


Como podréis imaginar, el desánimo es frustrante; se te disipan todas las ganas de entrenar y seguir luchando en un sector cada vez más acotado, y te haces mil preguntas en las que no encuentras respuesta hasta que vuelve a aparecer esa voz desde dentro, lo que yo detecto como fe, que me dice muy bajito: "Imanol, no bajes la guardia, sigue a pesar de nada", y eso haces: seguir. Enfundarte el chándal y salir a entrenar sin ganas, sin ánimo, pero con fe, esperando que el destino cambie en algún momento, aunque el momento te haga conocedor de las complicaciones del momento.


Si a eso le sumas el olvido del público cuando se anuncian carteles en los que no apareces e incluso llegan a preguntarte "¿ya no toreas Imanol?", la frustración interna es inmensa.


Pero sigue habiendo otra voz, la resiliencia, que te susurra al otro oído: "Te pueden quitar lo que tienes, jamás lo que eres", y qué cierto es, si dominas el ego y sientes la vida desde el SER, ese dolor interno provocado por una situación que no depende de ti es más leve.


Así fue avanzando la semana hasta pisar el campo bravo, ese bastión que jamás me abandona y que hace sentir el SER para ser consciente de lo que soy, torero, y no lo que tengo.


Pudimos torear cerca de una veintena de vacas en dos jornadas, en las ganaderías de Raúl Izquierdo y Las Ventas, dos momentos qué me dieron vida y alimentaron mi pasión por lo que amo, que es torear. Desconectado del exceso de información del día a día, de inputs negativos del presente, disfrutando de conversaciones con compañeros, ganaderos, y analizando la actuación ante cada una de las vacas del tentadero, volví a sentir el SER y bloquear el ego. Viví el presente y sobre todo, y lo que es mas importante, lo único que depende de mí. Nuevamente la realidad, también nos enseña a focalizarnos en lo único que está en nuestras manos, lo demás… hay que saberlo dejarlo ahí para que no nos controle a nosotros, a nuestra mente, y en definitiva nuestra vida y nuestro presente.


Es muy difícil canalizar para aquel que quiere expresarse torear ante el público la frustración de no poder hacerlo, pero, mientras esas dos voces, la fe y la resiliencia, por abrupto que se ponga el camino, sigan susurrándome bajito en cada oído, aquí seguiremos a pesar de las negativas del presente.


Querido amigo, siempre hay una voz en ti que te hara creer cuando nadie lo haga, que te hara seguir aunque no encuentres camino en tu destino. ¡Fe y Resiliencia!

 

 

Comments


bottom of page